La tierra es de quien la trabaja

En un mundo donde adoptamos las nuevas tecnologías y el individualismo a una velocidad extrema y sin pausa, veo un acto revolucionario escaparnos a la naturaleza para bajar las defensas y dejar que entren las preguntas sobre otros mundos posibles.

Trabajar en la naturaleza es una manera de preguntarme si podemos redefinir los límites territoriales. En mis procesos, exploro los territorios que llevo en el cuerpo, que se superponen unos con otros en un mismo lugar. Esos territorios se transforman, y a través de ellos el cuerpo se vuelve tanto límite como relación. En mi práctica investigo cómo el cuerpo puede volverse paisaje, cómo en su movimiento encarna historia, memoria y experiencia del lugar.

“Mientras desarrollo una investigación escénica, me interesa también compartir una práctica colectiva de danza. Propongo una acción que se despliegue en un espacio común con los otros cuerpos. Busco desarrollar herramientas para reflexionar sobre los modos de observación y de cuidado, en un movimiento constante entre lo individual y lo colectivo.

Desde una perspectiva feminista y decolonial, me interesa fomentar el diálogo entre diferentes actores del tejido cultural, promoviendo la reflexión y la innovación, y abriendo paso a la construcción de narrativas colectivas que se alejen de visiones binarias o categorías rígidas.